miércoles, 30 de abril de 2008

Oscar, 24/09/2008 15:24

Hola a todos,
Me permito la licencia, con vuestro permiso, de compartir mis propios pensamientos con aquellos que os apetezca leerlos. El artículo que adjunto no tiene nada que ver (aparentemente) con lo que escribo a continuación, que no es más que un punto de vista personal que cada uno sabrá si tiene algo que ver con su vida o no, pero sí que tiene un propósito: escucharos. No sé si provocaré algún comentario, pero si después de leer, a alguien le apetece escribir sobre lo primero que se le ocurra, que no lo dude. No sé si en la lista de direcciones que he incluido aparecen todos los hombres que han participado en algún momento en el Spai d'homes, pido disculpas de antemano si a alguien no le llega.
Estaba yo "trabajando" en la ofina y me he encontrado con este artículo por "casualidad", y me he puesto a darle vueltas al por que hago las cosas que hago en la vida, y lo que es más importante, el própósito que les doy, es decir, `para que´ las hago. Tiendo a tomar decisiones con mi mejor propósito porque en un momento dado "la sociedad", la familia o un amigo, me "han contado" (y yo no he cuestionado) que sirven para alcanzar algo que anhelo, actúo bajo esa creencia que se establece en las reglas del juego, y me siento a esperar a que los resultados previstos se produzcan. Cuando los resultados no coinciden con lo que esperaba, empiezo a sospechar que todo era una ilusión, pero en lugar de aceptar tranquilamente que he estado viviendo una ilusión basada en mis propias decisiones y crencias, busco estrategias que maquillen el resultado (vivo de apariencias), y cuando estas estrategias fallan rompo la baraja, me enfado y busco culpables. Por supuesto los culpables siempre son otros, por que mi ego me impide aceptar la responsabilidad de mis propias decisiones, a veces acepto mi propia culpabilidad, que es otra forma de no solucionar los problemas, y me quedo tiempo y tiempo encallado en una situación. Cuando busco culpables no encuentro soluciones, pero sí encuentro castigos que aplicar, y así me paso la vida castigándome o castigando a los demás, sobre todo a los que más "quiero". Si lo que quiero realmente es encontrar soluciones tendré que encontrar primero mis "errores", no mis culpables, y los errores están siempre en mis creencias básicas, a veces subconscientes, sobre las que he basado mis desiciones. Pero a estas alturas de la vida estas creencias ya conforman lo que yo creo que es mi identidad, y no estoy dispuesto a cambiarlas, el miedo me paraliza. Este bucle acaba repitiéndose en todas las situaciones conforme voy cumpliendo años, y no aprendo, nunca recupero el poder que me pertenece por derecho sobre mi propia vida, mi poder se lo he entregado a otros que "parecen" haber decidido por mi.
Besos
Oscar