viernes, 2 de abril de 2010

ELOGIO A LA MUJER BRAVA (enviado por Santi)

Héctor Abad nació en Colombia en 1958 y se recibió en Literatura moderna en Italia. Regresa a Colombia en 1987 cuando un grupo paramilitar asesina a su padre (médico defensor de derechos humanos y fundador de la que ahora es la facultad de medicina), pero vuelve a Italia por amenazas recibidas. Regresa en 1993, aproximadamente, y en la actualidad reside en Bogotá.

    ELOGIO A LA MUJER BRAVA, por Héctor Abad

    Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

    A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

    La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no más usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

    A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

    Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

    Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

    Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

    Vamos hombres, por esas mujeres bravas!!!!!

7 comentarios:

guindi dijo...

¿Qué pasa con aquellos hombres que no queremos el estereotipo de "machito" sin que nuestro arquetipo masculino se vaya perdiendo? ahí está mi trabajo, mi proceso terapeutico, mi ruptura con cientos de años de cultura judeo-cristiana. Me doy muchos ánimos en este camino.

Ernesto dijo...

Pues de eso se trata.
Este tipo de textos son como un revulsivo, como contratar de nuevo con nosotros mismos, para ratificarnos en dónde nos encontramos. Este texto nos pone a prueba respecto a muchas cosas y a la mayoría de los hombres que lo leamos, seguro que nos toca algo. Aparece en el blog por que lo creemos interesante en ese sentido, pues por lo demás, los puntos de vista que muestra su autor se pueden compartir o no.
Desde el Espai d’Homes, trabajamos precisamente en el aspecto que tu planteas y casualmente, es el tema de la próxima reunión a la que estás invitado.
Para mí, el punto de partida es reivindicar la condición de hombre-persona, pero no de manera excluyente, sino abierta a recoger todo aquello que nos enriquece… como lo femenino.
Gracias por tu tiempo.
Besos.
E.

guindi dijo...

Gracias Ernesto por tu apoyo. Quisiera saber cuándo os reunis y los temas que tratais y si pudiera asistir estaría muy interesado.
Gracias y besos
javi

Ernesto dijo...

Hola Javi, perdona por el retraso.
Nos encontramos los penúltimos viernes de cada mes a las 18.00h en el espacio de la Fundación Terapia de Reencuentro (c/Beniopa 1º,puerta 3)y este mes de abril cae en dia 23.
El tema de este mes es la construcción del arquetipo masculino.
Te invito a que te pases y conocerás a hombres sensibilizados por la búsqueda de una nueva masculinidad, las relaciones de paz y el buen trato.
Besos.
Te dejo el correo del Espai por si necesitas algo más: espaidhomes@gmail.com

Victoria dijo...

Me encantó el texto!!.
¿Me permitís crear un link en mi blog hacia vuestra página para compartirlo?.
He estado visitando vuestra página y os felicito por el trabajo. Es tan necesario que se creen este tipo de grupos para que los hombres con inquietudes hacia su propia persona podáis encotraros con otros con la misma inquitud, y aprendender y compartir...
Y por parte de las muejeres igual!!. En mis cursos me encuentro muchas veces con parejas en las que el hombre ha encontado el camino para salir del estereotipo de hombre-macho-machista, va en busca de su propia naturaleza, reconoce su parte masculina y su parte femenina, pero la mujer no!!, la mujer sigue el patron masculino!!. Y es que muchas mujeres han aprendido de los hombres, en su evolución o emancipación han imitado el patrón masculino y ahora actúan y sienten (creen sentir) como ellos.
Ahora tenemos el trabajo también de descubrir nuestra propia naturaleza, y de compartir nuestros descubrimientos hombres y mujeres para aprender a conocernos.
Suerte.

Ernesto dijo...

La tierra es para quien la trabaja!, así que puedes y te agradezco que enlaces el Espai con tu blog.
He intentado ver el tuyo pero tu perfil no está visible. Si quieres, envías la dirección de tu blog para echarle un ojo, me gustaría.
Gracias por los piropos y estamos ahí, por que tenemos la necesidad de compartir con otros hombres un camino que poco a poco deja de estar desierto, para mojarse con la lluvia que sí nos hace crecer como personas, y que nos parece tan necesario para que hombres y mujeres podamos andar unos al lado de las otras, ni delante ni detrás.

Tienes razón en que muchas mujeres reproducen los patrones del macho. Es lo lógico en una sociedad patriarcal donde a la mujer se le ha asignado entre otros, el papel de la crianza bajo unos valores sexistas y de poder. Ser mujer u hombre... no es garantía de nada, la entidad de ser buena gente, es algo que se construye o no tan pronto como nos damos cuenta de dónde estamos, qué es nuestro y qué es del resto, lo que nos sigue convenciendo y lo que ya no.
Para mi las mujeres lleváis la delantera en que se os ha educado en la comunicación entre vosotras, compartiendo sentimientos siendo madres, hijas o compañeras.
Bueno, pues nada a trabajar.
Besos.
E.

Victoria dijo...

Gracias a tí Ernesto por tus palabras. Acabo de publicar una pequeña nota en mi blog con el enlace. Tengo dos páginas:
http://victoriamasajes-artdelavie.blogspot.com/ y http://juguetesadultos.blogspot.com/ . Son diferentes, pero ambas relacionas con estos temas.
Un abrazo