“Defender la alegría como una trinchera
defenderla del caos y de las pesadillas
de la ajada miseria y de los miserables
de las ausencias breves y las definitivas”
Pues allí estuvimos para dar buena cuenta de ello.
Nos lo pasamos bien y compartimos la alegría de apostar por un mundo mejor. Me gustó la cara de sorpresa de muchas personas, que a pesar de la fría noche, allí estaban para llamar la atención de toda la sociedad, sobre la necesidad de acabar con el maltrato machista contra las mujeres, venga de donde venga.
Y después hubo cerveza -claro- y calamares -claro- y nos despedimos con la alegría que se siente de compartir de igual a igual -con mujeres y hombres- las mismas inquietudes. Y eso es mucho… compañeros.
Y como nos regala en cada despedida Guillermo: fue un placer!.
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