De aquellas salvajes muertes hasta hoy, nos separan cien años. En todo ese tiempo, muchas mujeres no han dejado de respirar por muy en contra que lo tuviesen todo, porque su deseo de vivir en paz, ha sido más fuerte que la violencia que han sufrido, su marginación, su desigualdad en un mundo gobernado por hombres o por el machismo, que no es lo mismo, pero ha sido igual. Hace un rato pensaba que si desde el principio, la mujer hubiese accedido en un plano de igualdad a la cultura y a la educación... el mundo sería totalmente distinto al que conocemos. Simplemente el no tener que demostrar, el poder compartir de manera natural sentimientos y emociones, ser capaces de poder asumir grandes responsabilidades con absoluta humildad y muchos valores más, harían de esta Tierra, un lugar mucho menos hostil. Pero que nadie se engañe: durante siglos se les ha privado de derechos fundamentales y su tenacidad, valentía e inteligencia y amor por lo suyo, le han hecho avanzar contra corriente, y con ellas el resto de la sociedad. Pero aún queda mucho, por eso están ahí, respirando... y vienen a por lo suyo. Nada más ni nada menos.
Y aunque sólo sea por eso, os quiero, y os doy las gracias por haber estado allí, y por seguir aquí.
E.
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